Con el avance de la pandemia provocada por el coronavirus, muchas ciudades en todo el mundo adoptaron la cuarentena o campañas estimulando que las personas no circulen innecesariamente.
La reducción del movimiento en las grandes ciudades causó efectos directos en el medio ambiente, como la disminución de la emisión de contaminantes en la atmósfera y en el aumento de la generación de residuos domésticos y hospitalarios.
Residuos sólidos
Según ABRELPE, se estima que debido a las medidas de cuarentena, aislamiento y distanciamiento social adoptadas, podrá haber un aumento relevante en la cantidad generada de residuos sólidos domiciliares (15- 25%) y un crecimiento bastante considerable en la generación de residuos hospitalarios en unidades de atención a la salud (10 a 20 veces).
Para situaciones correspondientes a la generación de residuos hospitalarios en unidades de atención a la salud las orientaciones son muy específicas y siguen las normas vigentes. Los residuos deben ser acondicionados en bolsas rojas, que deben ser sustituidas cuando alcancen 2/3 de su capacidad o por lo menos 1 vez cada 48 horas, identificadas con el símbolo de sustancia infecciosa; las bolsas que contienen dichos residuos deben estar sujetas a recolección y transporte especializados para Residuos de Servicios de Salud (RSS) y sometidos a procesos de tratamiento con licencia, antes de su disposición final.
Las personas confirmadas positivas para COVID-19 o que están en cuarentena (síntomas o sospecha) deben suspender la separación de la basura doméstica para la recolecta selectiva; todos los residuos generados en la residencia deben ser descartados en un mismo recipiente (basura común); el acondicionamiento debe hacerse con el uso de dos bolsas plásticas resistentes (una dentro de otra), certificándose de que ambas estén debidamente cerradas (nudos o sellos); deben presentar las bolsas para la recolecta en los días y horarios determinados en su localidad; además de mantener a las mascotas alejadas de los materiales descartados.
Para las personas sin confirmación de COVID-19 o que no están en cuarentena obligatoria la recomendación es que continúen haciendo la separación de los materiales para la recolecta selectiva; máscaras y guantes usados deben desecharse en la basura común; también se recomienda mantener el acondicionamiento de los residuos de forma adecuada para que los trabajadores de la limpieza urbana no tengan contacto con ningún material descartado; y por último, se deben presentar las bolsas para la recolección en los días y horarios determinados en su localidad.
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Emisiones atmosféricas
El cierre de las fábricas y el comercio, además de las restricciones de viaje para hacer frente a la propagación del virus han posibilitado una reducción de las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Con la cuarentena desde el día 24 de marzo, como forma de contención al nuevo coronavirus, los índices de polución atmosférica en la ciudad de São Paulo se redujeron cerca de 50% en apenas una semana. Lo que muestra la comparación de los datos atmosféricos divulgados por la Compañía Ambiental del Estado de São Paulo (Cetesb) entre las semanas del día 15 al 21 y 22 al 28 de marzo.
En Europa no fue diferente, ciudades como Bruselas, Paris, Madrid, Milán y Frankfurt tuvieron una reducción en los niveles medios de dióxido de nitrógeno entre el 5 y 25 de marzo en la comparación con el mismo periodo del año pasado.
Datos de la Agencia Ambiental Europea (EEA) revelaron que en Madrid, los niveles medios de dióxido de nitrógeno cayeron 56% en la comparación semanal después que el gobierno español prohibió los viajes no esenciales a partir del 14 de marzo.
En Milán, la concentración de gas contaminante de dióxido de nitrógeno cayó 24% en las cuatro semanas anteriores al día 24 de marzo, según EEA.
Aunque temporales, estos cambios deben tener un efecto positivo en el balance anual de emisiones contaminantes en estas ciudades.
Consumo de energía eléctrica y combustibles
Según ONS (Operador Nacional del Sistema Eléctrico), el consumo de energía comenzó a presentar señales de retracción el día 19 de marzo, cuando fue 2,3% inferior a lo verificado una semana antes. El domingo (22 de marzo), la caída fue de 8,9% en la misma base de comparación.
Con eso, la necesidad de generación hidroeléctrica también disminuyó, lo que permite la recuperación del nivel de almacenamiento de los reservatorios. El domingo, las plantas en las regiones del Sudeste y Centro Oeste tenían el 48,7% de su capacidad. Hace un mes, era del 37,5%.
La carga de energía del sistema eléctrico interconectado de Brasil debe caer 8,1% en abril, según ONS.
De acuerdo con Fecombustibles (Federación Nacional del Comercio Varejista ¿minorista? de Combustibles y Lubricantes), las estaciones de gasolina también han venido sintiendo los efectos de las medidas de aislamiento.
El jueves (19 de marzo), las ventas en São Paulo fueron 39% más bajas que en el promedio histórico para el municipio. En Goiânia, la caída fue de 42%; en Porto Alegre, de 26% y en Belo Horizonte, de 19%.
El alivio probablemente será momentáneo, y su causa es una mala noticia. Pero la reducción de emisiones y consumo de combustibles fósiles pueden acabar siendo realmente significativos para los balances anuales del medio ambiente.
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