Las actividades humanas influyen cada vez más en el clima de la Tierra y de los ecosistemas. El crecimiento exponencial de las actividades humanas está aumentando la preocupación de que una mayor presión sobre el Sistema Tierra pueda desestabilizar sistemas biofísicos críticos y desencadenar cambios ambientales abruptos o irreversibles que podrían ser deletéreos o incluso catastróficos para el bienestar humano. Este es un dilema profundo porque el paradigma predominante de desarrollo social y económico permanece ampliamente ajeno al riesgo de desastres ambientales inducidos por el hombre en escalas continentales a planetarias.
A través de estas preocupaciones grandes investigadores de todo el mundo se reunieron para la construcción del estudio que se conoció como Límites Planetarios, donde presentaban un nuevo concepto de fronteras planetarias, para estimar un espacio operacional seguro para la humanidad con respecto al funcionamiento del Sistema Tierra.
Esta investigación fue a fondo para determinar los parámetros y calcular sus límites. Estos límites, son valores determinados por el hombre, a través de una variable de control definida a una distancia “segura” de un nivel peligroso (para procesos sin límites conocidos en escala continental a global) o su límite global.
Determinar una distancia segura implica juicios normativos sobre cómo las sociedades eligen lidiar con el riesgo y la incertidumbre.
Gran parte de la incertidumbre en la cuantificación de las fronteras planetarias se debe a nuestra falta de conocimiento científico sobre la naturaleza de los propios umbrales biofísicos, la incertidumbre intrínseca de cómo se comportan sistemas complejos, las maneras en que otros procesos biofísicos y los mecanismos de feedback interactúan con la variable de control primaria y la incertidumbre en cuanto al tiempo permitido de ultrapasar una variable de control crítica en el Sistema Tierra antes de que un límite se cruce. Esto genera una zona de incertidumbre con relación a cada límite. La naturaleza y el tamaño de esta zona son críticos para determinar la ubicación de la frontera planetaria.
El abordaje de los límites planetarios se apoya en tres ramas de la investigación científica:
– La escala de la acción humana en relación con la capacidad de la Tierra para sostenerla;
-La comprensión de los procesos esenciales del Sistema Tierra;
-Y la estructura de resiliencia.
La estructura propuesta desarrolla y amplía enfoques basados en límites de crecimiento, estándares mínimos de seguridad, el principio de precaución y ventanas tolerables.
Por otro lado, los límites planetarios se concentran en los procesos biofísicos del Sistema Tierra que determinan la capacidad de autorregulación del Planeta. Dado que los principales procesos del Sistema Tierra existen independientemente de las preferencias, valores o compromisos de las personas basados en la viabilidad política y socioeconómica, como las expectativas de avances tecnológicos y las fluctuaciones en el crecimiento económico.
La investigación fue capaz de identificar nueve de estos procesos para los cuales es necesario establecer límites para minimizar el riesgo de cruzarlos y pasar por estados críticos que puedan llevar a resultados indeseables.
-Alteraciones Climáticas;
-Acidificación oceánica;
-Destrucción del ozono estratosférico;
-Interferencia con los ciclos globales de fósforo y nitrógeno;
-Tasa de pérdida de biodiversidad;
-Uso global de agua dulce;
-Cambio del Sistema Tierra (expansión e intensificación de la agricultura);
-Carga de aerosoles;
-Polución Química.
Los dos últimos procesos (carga de aerosoles y polución química), se incluyeron en el estudio de las fronteras planetarias, principalmente por su importancia, pero ellos no pudieron identificar niveles de frontera cuantitativamente seguros.
A través de estos estudios y de los cálculos realizados por los investigadores, llegaron a la conclusión de que la humanidad ya ha transgredido como mínimo tres límites planetarios: cambios climáticos, tasa de pérdida de biodiversidad y tasa de interferencia con el ciclo de nitrógeno.
Estas dinámicas apoyan la resiliencia que permite que el planeta Tierra permanezca en un estado que conduce al desarrollo humano. Por otro lado, nos tranquilizan con una falsa sensación de seguridad porque el cambio incremental puede conducir a un cruce abruptamente inesperado de las fronteras que llevan al Sistema Tierra, o subsistemas significativos, a estados deletéreos o incluso catastróficos para el bienestar humano. El concepto de límites planetarios proporciona un marco para que la humanidad opere dentro de esta paradoja.
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Fuente: https://www.ecologyandsociety.org/vol14/iss2/art32/
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