Más de 100 billones de toneladas de recursos entran en la economía todos los años – de todo, metales, minerales y combustibles fósiles hasta materiales orgánicos de plantas y animales. Y apenas 8,6% son reciclados y utilizados de nuevo. El uso de recursos se triplicó desde 1970 y puede duplicarse nuevamente hasta 2050 si las cosas continúan como están. Necesitaríamos Tierra y media para mantener nuestro nivel actual de uso de recursos de una manera sostenible.
Este consumo desenfrenado ha tenido efectos devastadores para los seres humanos, la vida salvaje y el planeta tierra como un todo. Es más urgente que nunca cambiar de un modelo linear de economía – en el estilo use y bote- para uno circular: en el cual los residuos y la contaminación son eliminados, los productos y materiales se siguen utilizando por más tiempo y los sistemas naturales pueden regenerarse. Una economía circular, sin embargo, no habla solamente de reparar los problemas ambientales: las evidencias muestran que el modelo puede traer grandes oportunidades e impactos positivos para las industrias, los diferentes sectores y las vidas.
Un número cada vez mayor de empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil se ha unido para conducir este cambio por medio de la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE, siglas en inglés). Más de 200 especialistas de 100 organizaciones ayudaron a desarrollar la Agenda de Acción de la Economía Circular, un conjunto de publicaciones que analizan los impactos potenciales y las acciones en cinco sectores clave: plásticos, textil, electrónicos, alimentos y equipos (máquinas y herramientas de grandes proporciones, como escáneres médicos, equipos agrícolas y de infraestructura de fábricas). La Agenda de Acción demuestra cinco oportunidades asociadas al cambio para una economía circular.
Hacer un mejor uso de los recursos finitos
El concepto de economía circular se refiere a hacer un mejor uso de recursos naturales como los bosques, suelos, el agua, el aire, metales y minerales.
Tome como ejemplo la industria textil. Todos los años son utilizadas grandes cantidades de combustibles fósiles para producir prendas a partir de fibras sintéticas. La producción textil (incluyendo el cultivo de algodón) usa casi 100 billones de metros cúbicos de agua por año, aproximadamente 4% del consumo global de agua dulce. Al mismo tiempo, las personas botan prendas de vestir aún utilizables que juntas suman un valor estimado de US$ 460 billones por año.
Crear un modelo de economía circular para textiles significa cambiar a materiales reciclados y reciclables, con el fin de reducir la cantidad de tierra, agua y combustibles fósiles usados para producir ropa nueva. Significa cambiar los patrones de consumo para reducir la compra de prendas nuevas y mantener la ropa que se está usando por más tiempo – por ejemplo, desarrollando los mercados de alquiler y compra de ropa usada y cambiando la cultura de la moda rápida (fast fashion). La investigación sugiere que la compra de 100 prendas de vestir usada puede sustituir la producción de 85 prendas nuevas. Y, finalmente, significa garantizar que, al fin de su vida útil, la ropa sea recolectada y reciclada o reaprovechada en la producción de otras prendas, reduciendo aún más el uso de recursos.
Reducir las emisiones
Cerca de 45% de las emisiones globales de gases del efecto invernadero vienen del uso y fabricación de productos y de la elaboración de alimentos. Estrategias de la economía circular que reducen nuestro uso de recursos pueden disminuir las emisiones globales de GEE en 39% (22,8 billones de toneladas) y desempeñar un papel crucial en la prevención de los impactos más severos de los cambios climáticos.
Cambiar para materiales reciclados, por ejemplo, amenizaría la necesidad de producción de plásticos y fibras sintéticas, lo que representaría una reducción significativa en el uso de combustibles fósiles y en las emisiones a asociadas a ellos. Cambiar los patrones de consumo también es fundamental: si duplicamos el número promedio de veces que una prenda es usada, por ejemplo, las emisiones de GEE de la industria textil serían 44% menores.
Crear una economía circular para el sector de alimentos, reduciendo la pérdida y el desperdicio, es particularmente importante para reducir las emisiones: si la pérdida y el desperdicio de alimentos fueran un país, sería el tercer mayor emisor después de los Estados Unidos y China.
Proteger la salud humana y la biodiversidad
Todos los años, son más de 9 millones de muertes debido a la contaminación del aire, del agua y del suelo. Esta contaminación también amenaza la biodiversidad.
Trabajar por el cambio para una economía circular ayuda a proteger la salud humana y la biodiversidad de diversas maneras, incluyendo hacer un mejor uso de los recursos naturales (lo que ayuda a proteger el agua y el suelo) y permite mitigar la crisis climática. Uno de los impactos más claros y directos del cambio hacia una economía circular vendrá de cómo tratamos los productos al final de su vida útil.
El mundo produce cerca de 300 millones de toneladas de residuos plásticos por año, casi el equivalente al peso de toda la población humana. A esta cantidad se le suma otras 54 millones de toneladas de residuos electrónicos, de las cuales apenas 17,4% son recolectadas y recicladas. Estos residuos se vuelven peligrosos para la salud humana y para la biodiversidad cuando son mal administrados, llevados al medio ambiente, o descartados por medio de quemas a cielo abierto, vertederos sanitarios o procesos de reciclaje por fuera de los estándares establecidos.
Proyectar productos para que sean utilizados por más tiempo reduce la cantidad de residuos producidos. La creación de sistemas adecuados de recolección y procesamiento protege a los trabajadores y al medio ambiente de materiales peligrosos. Usar soluciones ya existentes, como sustituir el plástico por otros materiales, proyectar los plásticos para que puedan ser reciclados con mayor facilidad y aumentar la recolección y el reciclaje de materiales podría reducir los residuos plásticos que acaban en los océanos en un 80% en 20 años – un cambio que sería extremadamente benéfico para la salud humana y para la biodiversidad.
Impulsar las economías
Investigaciones muestran que, al reducir el desperdicio, estimular la innovación y crear empleos, la economía circular representa una oportunidad económica de US$ 4,5 trillones. Nuevos modelos de negocios enfocados en modelos de reutilización, reparo, la remanufactura y el intercambio crean oportunidades significativas de innovación.
Una economía circular para los plásticos, por ejemplo, ofrece beneficios económicos considerables. Menos plástico en los océanos beneficiaría sectores como pesca y turismo, ya que la contaminación por plásticos actualmente representa US$ 13 billones en costos y pérdidas económicas todos los años. Reducir la polución y las emisiones tóxicas originadas por la quema de residuos plásticos a cielo abierto disminuiría los costos de salud, por su parte la reducción del uso de combustibles fósiles en la producción de plástico ayudaría a mitigar los cambios climáticos y sus costos asociados.
Muchos de estos beneficios y oportunidades económicas son indirectos, de largo plazo y exigen inversiones significativas. Una visión a largo plazo es esencial, así como incentivos de corto plazo para iniciar el cambio. Este proceso puede incluir políticas que creen incentivos financieros inmediatos para que las empresas desarrollen modelos de negocio innovadores y permitan un flujo eficiente de materiales reciclados y reutilizados entre cadenas de valor global.
Crear más y mejores oportunidades de empleo
La transición para una economía circular podría crear un aumento líquido de 6 millones de oportunidades de empleo hasta 2030. Aprovechar al máximo esa oportunidad va a exigir un enfoque explícito en justicia ambiental y social.
A lo largo del proceso, podrán desaparecer empleos de negocios de modelos más lineales; sin embargo, se crearán nuevos empleos en áreas como reciclaje, servicios de reparación y alquiler o nuevas empresas que surgirán promoviendo usos innovadores de materiales reaprovechados. Esos nuevos empleos no pueden considerarse sustituciones directas, pues pueden estar en lugares diferentes y exigir habilidades diferentes. Necesitamos considerar, por ejemplo, los millones de trabajadores del sector vestuario -principalmente mujeres- cuyo empleo depende de la continuación de la industria de la moda rápida. Invertir en una transición justa por medio del diálogo con la sociedad y programas de protección social y recapacitación es fundamental.
Aunque un aumento líquido en la cantidad de empleos es importante, otro valor agregado de la circularidad es la oportunidad de ofrecer trabajo formal y mejores condiciones para trabajadores informales. Cerca de 15 millones de personas en todo el mundo trabajan como “recolectoras”, recuperando materiales reutilizables o reciclables de la basura. Traer a esos recolectores informales para el trabajo formal de recolección o reciclaje es una gran oportunidad de ofrecer empleos más seguros.
Las cinco áreas de impacto mencionadas muestran algunos beneficios sociales, ambientales y económicos de una economía circular, pero concretizándolos van a exigir acciones ambiciosas. Gobiernos, empresas, sociedad civil, instituciones financieras, organizaciones de investigación -todos tienen un papel que desempeñar.
Fuente:https://wribrasil.org.br/pt/blog/clima/5-oportunidades-geradas-por-uma-economia-circular
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